No tenemos que hacer nada en especial para dejar esta
alienante y doméstica inactividad neuronal, con tan solo reconocer nuestra domesticación se enciende una pequeña red de pensamiento que debemos avivar como un náufrago
su primer fuego. (A.R.Bonilla)
Poesías, relatos, cine, música... Un remanso en medio de este apocalipsis (grupo EFDLT)
viernes, 29 de abril de 2016
jueves, 28 de abril de 2016
Quererte (entre paréntesis) (III)
Puestos a elegir (esa es
la ventaja de escribir sin el más mínimo recato ni rigor) me gustaría
prevalecer de rodillas ante el pendular de tu espalda y desplomarme muerto
sobre su sudor, que tus sicofonías sirénidas como siempre me alienen sin piedad
alucinando hacia la nada absoluta de agujero negro (es tan triste una vez
perpetrado el consuelo de una mano mojada imitando el proselitismo de tu boca)
miércoles, 27 de abril de 2016
Quererte (entre paréntesis) (II)
Continuar así no me
redimirá del resto (seguramente ni siquiera del intento)
He de hallar la
inmortalidad partiendo de ahora (del caos que somos cuando seguimos siendo
ambos queriendo ser un todo dichoso)
Ahora que lo pienso
siempre es jamás cuando se cuenta algo, además, nunca antes había escrito algo
parecido y creo que no volverá a ocurrir (puede que sí, pero no apostaría por
ello, o tal vez sí… Volver a escribir algo diferente se parecería tanto a esto)
Algún día leerás esto y
lo entenderás aunque digas lo contrario y te aferrarás a todo lo negativo para
orearlo cuando necesites vencer sin mucha fe en ello (harás una bola de fuego
con este papel y me atinarás en el bajo pubis y arderé un éxodo sin que tu
espalda me perpendicule)
martes, 26 de abril de 2016
Quererte (entre paréntesis)
Quiero (como si querer fuese suficiente.o, al menos, decisivo)
que sepas (con el único afán de ser reconocido y, si cabe, recompensado hundiéndome)
que quererte (todo el tiempo y en exclusiva)
tiene visos de irse metamorfoseando en penitencia (como las elegidas para aliviar conciencias y reservar plaza en el más allá de arriba):
maravilloso transcurrir entre perdones, dolor, súplicas y pasión (el amor como prueba definitiva de la sinrazón de la fe)...
(lo de los puntos suspensivos es porque mucho me temo que esta paranoia continuará)
lunes, 25 de abril de 2016
El paraíso encontrado (III)
Llegué, —por el momento me gustaría ser invisible, pensé—
formo parte de una subespecie de urbanita que sueña con ser indígena en el
amazonas o aborigen en una isla paradisíaca pero que reconoce que a estas
alturas no sobreviviría ni una semana sin una buena conexión a internet y un
botiquín tamaño petate repleto de analgésicos y ebastina —¿y por qué no? Incluso
cuando nos imaginamos libres y puros nos imponemos condiciones y fronteras, ¿quién
ha dicho que no pueda ser un yanomami con un chalet en la copa de un joven
árbol de la lupuna a la orilla de un apacible lago, con un portátil de conexión
a la red prácticamente telepática para acceder a cualquier biblioteca, filmoteca,
pinacoteca y demás colecciones que tengan el don de conmover y, puestos a soñar
por estos suburbios, por qué no verme rodeado de un serrallo voluntario de
míticas amazonas con inquietudes artísticas y pasión desmedida; salir a cazar
cada mañana por prescripción chamánica sin los remordimientos de conciencia que
ahora reprimen mis salvajes instintos al tener siempre un centro comercial o un
supermercado a tiro de flecha—. Puede haber algo más orgásmico que confundir el
puro hedonismo y el digno derecho a la supervivencia.
Como os iba contando cuando os estaba contando esto, deciros
que en cuanto pisé aquel lugar acogedoramente blando y engalanado sentí como
accedía a un mundo paralelo alrededor del cual todo seguía transitando
frenéticamente, sin embargo yo lo contemplaba totalmente sereno, ajeno a …
domingo, 24 de abril de 2016
La grandeza
Muestra tu verdadera grandeza, fluye y deja que te recorran...
¿A qué esperas? Siendo tú conquistarás almas y fronteras...
¿A qué esperas? Siendo tú conquistarás almas y fronteras...
jueves, 21 de abril de 2016
Como somos ahora
—¿Por qué me
miras así, tan fijamente, como si fuese a escapar en cuanto flaquease tu atención? —le pregunta María
a Pablo mientras lo imita.
—No sé, quizá
deberíamos recordarnos para siempre como somos y estamos ahora. Tener presente en
los malos tiempos que la felicidad puede concentrarse en un bostezo, en una caricia
somera, en una tenue sonrisa o un resacoso susurro de besos —le contestó él sin
pestañear.
—Vale. Así
seremos mientras el aire gire y con agua llueva…
lunes, 18 de abril de 2016
Describir
Llegada
esta —quiero pensar— trascendente etapa de mi vida, en la cual, como casi
todos, busco azaroso el reconocimiento de los demás haciendo algo lo
suficientemente meritorio, no puedo evitar esta, no sé si patológica o común,
tendencia a describir seres y cosas, de una forma más que menos ingeniosa e
irónica —o al menos eso pienso ahora aunque, a veces, también deje de hacerlo —.
Describir
es el arte de demostrarle a la imaginación de alguien que solo ha de dejarse
llevar, incluso que puede acomodarse y prepararse para disfrutar reconstruyendo
algo que se le ofrece envuelto en un papel de regalo inaudito hasta entonces,
totalmente personalizado para que le compense con creces sea lo que sea lo que
haya dentro.
Al fin
y al cabo estamos rodeados de arte, solo dependemos de sentirlo y de cultivarlo
para poder mostrarlo con la grandiosidad que se merece. Vivir es el arte
supremo aunque sea indescriptible. La vida es un álbum donde coleccionar arte
en sus infinitas descripciones.
domingo, 17 de abril de 2016
Saber querer
El hombre es incapaz de abarcarse a
sí mismo.
Termina desparramado por innumerables
fallas de sinsentidos
y contradicciones: querer y no
llegar, querer y sobrepasar,
querer y no ser correspondido con la
misma intensidad.
En saber querer parece estar la clave
para contenernos
sin demasiadas fisuras, en un abrazo
sin pasado ni futuro...
viernes, 15 de abril de 2016
El despertar
Y desperté piel muerta bajo
tus uñas de rapaz impía.
En ansiosos hijos que
exploraron sin fortuna desde
tu boca, los senderos que
conducen a la vida.
Elástico, hidratando cada
célula erudita que erigió
placeres a mi tacto.
Amanecí sombra refugiada
entre tus pechos amasados.
Aire asfixiado en tu garganta.
Huracán lejano en tus oídos.
En anestésicos aromas por el
horizonte de tus vellos encolados...
jueves, 14 de abril de 2016
EL paraíso encontrado (II)
Aquel sitio había logrado que su mayor y única amenaza lo protegiera
con una razón aplastante: ¿Quién y para qué iba a llegar a un lugar sin
funcionalidad alguna, que no era paso obligado para nadie hacia ninguna parte
que se pudiese llegar andando para algo con cierta lógica, propósito o cordura?
Aquel jardín era una zona verde en aquella encrucijada en medio de la campiña
sevillana, rodeada de carreteras de un solo sentido y sin arcén que
imposibilitaban, por razones obvias de seguridad, el tránsito a pie de
cualquier persona sin ánimo alguno de suicidarse o de que la guardia civil lo interrogara.
Sin embargo, era la fórmula ideal para la mayoría de urbanitas, una especie de
vacuna para contrarrestar la ansiedad y otras reacciones adversas de encontrarnos
totalmente desvinculados de la ciudad: una sobredosis de pureza que, a estas
alturas, es una temeridad afrontar sin una buena combinación de ansiolíticos y antihistamínicos.
Imagínense —es incluso recomendable tanto para los que tienen
edad de recordarla como para los que tienen el youtube a tiro de ratón— a la Hormiga
Atómica en estos inciertos tiempos profetizando al aire: “hasta el próximo
capítulo amigos, y no olviden supermedicarse y autocontaminarse”. Entre los
numerosos usos que le podríamos dar se encuentra el de zona destinada para todo
tipo de comidas, ágapes, guisos y barbacoas familiares, entre amigos o
cuhipandas, que quieran disfrutar de un
día de campo rodeados de personas que nos observan mientras circulan lentamente
en sus coches envidiándonos —sobre todo
los que van a trabajar, o al médico, los que regresan de trabajar o del médico,
los que van de compras o de hamburguesas al centro comercial, los que deben
visitar a alguien cercano afectivamente, o aquellos que no saben a dónde van —.
Al contemplarnos disfrutar de un perfecto día de campo urbano con maravillosas
viandas, hormigas y CO2
miércoles, 13 de abril de 2016
Gato Barbieri. Último tango en París
Hace unos día nos dejaba Gato Barbieri. Genio saxofonista argentino que compuso maravillosas bandas sonoras como esta, para la mítica película de Bertolucci "Último tango en París" con Marlon Brando y María Schneider.
Cuando se funden el Cine y la Música todo puede ser maravillosamente cierto...
Cuando se funden el Cine y la Música todo puede ser maravillosamente cierto...
martes, 12 de abril de 2016
Chopin Nocturne Op.9 No.2
¿Puede
haber algo más maravilloso que poder interpretar a Chopin
como lo hace Yundi Li? Relájense y déjense llevar...
Imagínense ingrávidos acariciando las teclas una a una hacia un
orgasmo eternamente inaudito...
lunes, 11 de abril de 2016
Aria da Suite n.3 - Bach
Algo a lo que aferrarse cuando nos asedian amenazas y no sabemos donde está el refugio ni la calma. Cierren los ojos y oigan el mundo en su armónico deambular sobre la música...
jueves, 7 de abril de 2016
El paraíso encontrado (I)
Al fin descubrí en aquella bochornosa tarde de agosto
andaluza, en aquel coche humeante camino hacia el averno, como si de un
espejismo se tratase, la tierra prometida: brotaba tan exultante como
inadvertida, siempre había estado ahí susurrándome sin desfallecer, era la vida
real sin tiempos que la condicionaran o hipotecasen, el devenir de las horas
más inconscientes y codiciadas por nuestro fracaso evolutivo. Allí latía puro,
un oasis en medio de la marabunta, paradójicamente rodeado y protegido por su
antagónica ascendencia, esa que nos acecha y alinea al resto.
Bajando el puente de Montecarmelo dirección a Cuchipanda existe
una apacible y breve zona ajardinada en la que, afortunadamente, jamás he visto
un vestigio humano. Sé que es casi perfecto por eso, porque sin duda una o dos
veces al año unos gigantes seres alienígenas desbrozan la altiva hierba y podan
los árboles y eso, sin duda, es la señal inequívoca para la vida autóctona de
que la muerte no llega con el tiempo sino con quien te pueda aplastar sin ser
consciente o comer para ser eterno.
Nada es lo mismo desde aquella visión. Un día, en un claro
de rutinarias penitencias decidí visitarlo, observar y estudiar aquel urbanita vergel
a todo ajeno excepto a lo que le llega del cielo y a mí, al fin prosélito de
aquel maravilloso micromundo. Era y es un lugar en forma circular irregular de
unos 20 metros de diámetro, con setos, hierba silvestre, árboles, rocas y un
montículo central, lo suficiente para otorgarle la condición de realidad
nacional o mundo independiente.