El caos
Tus gafas despatarradas
sobre la mesa del salón.
Tu bolso de verano derretido
suspirando en la encimera
de mármol de la cocina.
Estoy seguro que esa fila de
hormigas del patio, ajenas a
tu rastro, obtienen algún tipo
de placer en su esclava labor.
La puerta del aseo huele
a recién abierta, a pelo
mojado y a pies descalzos.
No me hace falta tu esencia
para encontrarte, pero si está,
levito mientras me aproximo
como acechando a una presa
desconfiada y hercúlea. .
Entre tu cuerpo mojado y mis
manos sedientas cualquier
distancia es un tiempo sumido
en el caos,
un desperdicio de armonía,
una simbiosis extinguida.
Puede que los astros no se
alineen por nosotros, que la
tierra no presuma de contenernos,
pero la vida que se desprende en el
momento en que nos aniquilamos,
es el mejor ejemplo de la génesis y
del apocalipsis de todos lo tiempos.
sobre la mesa del salón.
Tu bolso de verano derretido
suspirando en la encimera
de mármol de la cocina.
Estoy seguro que esa fila de
hormigas del patio, ajenas a
tu rastro, obtienen algún tipo
de placer en su esclava labor.
La puerta del aseo huele
a recién abierta, a pelo
mojado y a pies descalzos.
No me hace falta tu esencia
para encontrarte, pero si está,
levito mientras me aproximo
como acechando a una presa
desconfiada y hercúlea. .
Entre tu cuerpo mojado y mis
manos sedientas cualquier
distancia es un tiempo sumido
en el caos,
un desperdicio de armonía,
una simbiosis extinguida.
Puede que los astros no se
alineen por nosotros, que la
tierra no presuma de contenernos,
pero la vida que se desprende en el
momento en que nos aniquilamos,
es el mejor ejemplo de la génesis y
del apocalipsis de todos lo tiempos.