Me dirijo a ti (Paranoias I)
Me dirijo a ti, sí a ti; al que empieza a leer esto pensando que debo referirme a otro. Escribo en presente y en exclusiva; y eres tú quien lo está provocando. Bienvenido a El Fin De Los Tiempos. Puedes seguir leyendo o marcharte de inmediato. Pero en honor a la verdad, una vez aquí, no te recomiendo ninguna de las dos opciones; sólo existe una posibilidad para que, cualquiera que sea tu elección, no termine siendo corrosiva, y puedas abandonarte al placer de coincidir con esta nada, en este silencio, ahora. Si permaneces recorriéndome estarás perdiendo seguramente la oportunidad de hacer otra cosa más productiva o gratificante, o al menos, de pensarlo. Y Yéndote habrás de reconocer que has perdido el tiempo empleado en llegar hasta aquí; desde encontrarme, hasta este punto y seguido. No sé si me explico, pero si sigues tratando de sobrevivir en mí, es motivo suficiente para continuar intentándolo. Hermoso el Requiem de Mozart, ¿verdad? Para, no sigas leyendo, cierra los ojos, tan sólo escucha y abandónate hasta el fin…
Mira la fotografía de más abajo, Mónica Bellucci entregada a un último sueño en mi apocalíptico regazo, mientras probablemente John Barry nos esté rememorando la grandiosidad de África…