Mantenerte
Mantenerte para siempre es,
como fue alcanzar a Félix, Federico, o Diego,una misión que coquetea y se amalgama
vertiginosamente con éxodos y
desiertos.
mundos iguales a éste pero sin ti.
Apenas asoma tímido en la memoria por qué
debía y debe ser así, y lo que era antesde que mi sospechoso instinto de
supervivencia lo proclamara agua y oxígeno.
Supongo que todo terminó derivándose
de la adictiva indefensión con la que me dotabas: aprendí la locura infinita
de hablarte sin que estuvieras, de verte
erigida entre soledades, de ser sin haber
existido antes ante algo tan deseado como
desconocido,
de acariciar el aire abducido por lo que
serías prolongándome hacia lo fantástico.
Sin embargo, a veces, con una frecuencia
aspirante a plaga de enredaderas carnívoras,
nada es trascendente.
Como si lo que hace importante lo demás
no hubiese sido descubierto, o reconocido.
forma idónea para recorrer algún día
la distancia entre lo probable que somos
y lo sublime que seríamos.
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