Reconocerme
No cejaré jamás en mi empeño de
reconocerme en tu deseo:
cuando pueblas lo infinito desde mi ombligo,
cuando inflamas lo inmenso y derrites
la nada
con solo una cadencia de lengua,
desgajándome sentidos en un
suicidio de saliva.
Cuando muertos vivimos en lo
eterno
habitando utopías
propagados por esencias y hálitos,
inextinguibles.
Es hora de saber el porqué
de este universo tan fantástico como
efímero
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