El Tiempo Prometido (I)
En el 2050 murió el último ser humano sin deseo de hacerlo.
Eso significa que todos hemos alcanzado como mínimo los quinientos años. Los
avances científicos lograron hacer frente a toda amenaza y deterioro de nuestro
organismo físico.
Una sociedad sana y estructurada en la que no faltan
detractores y arrepentidos, una ingente multitud de enfermos mentales y una
legión de inmóviles: gente que con lo que sabían no sabían que querían hacer en
este presente con sus vidas y entran en un estado de semiinconsciencia
existencial, la mayoría propicios candidatos a la muerte deseada: la única
oportunidad para que las parejas pudieran optar a tener un hijo era conseguir a
alguien dispuesto a morir voluntariamente y para siempre, la copia de seguridad
de su mapa genético y de su cerebro se destruirían. La muerte definitiva en
estos tiempos no consiste solo en un encefalograma plano, hay que rematarlo con
el borrado total de datos identificativos que todo individuo tenía como derecho
fundamental para poder revivir llegado el momento.
Ya sé que estaréis pensando que esto es una especie de
relato de ciencia ficción contado deshilachada y abruptamente por alguien que
quiere material para rellenar entradas de blog y páginas de facebook, pero no
es así, y antes de terminar de escribiros esto os habré convencido de que lo
que os cuento, al menos, puede ser cierto.
Esto de desvelaros la verdad de lo que algunos llegaréis a
vivir está totalmente prohibido como ya habréis supuesto, pero como tengo la
seguridad de que estas revelaciones no llegarán a tener una gran relevancia
estoy seguro que pasará inadvertido para los controles que supervisan el
intrusismo temporal. El castigo es la deportación al año donde se haya
interferido sin garantías de alcanzar de nuevo este tiempo conocido como
“Tiempo prometido”, Aunque sigamos sin saber aún quién nos lo prometió y por
qué…
Hasta pronto,
tatarabuelos
No hay comentarios:
Publicar un comentario