La atracción
estudio sin advertirlo el tiempo
donde invade tu influencia;
alentando conspiraciones y
derribando soledades con vestigios
que emergen de tus labios, y
de los desniveles que tu piel
decora sinuosamente entre
emocionadas manos sudorosas.
Hospiciana sin límites,
insondable edén de instintos.
Caes en la noche con tus formas
aún tentadoras, inconsciente
de la lava que provocas, de la
energía que la vida desperdicia
en intentar fecundar tu imagen
difuminada y sin solidez.
Todo me conduce hasta la
incertidumbre de ese lugar y de
ese instante; sin entradas y sin
salidas, sólo tú, oscuro amanecer,
agua que arde desde mis ojos
hasta tus pies de miel venenosa.