la Felicidad a toda costa
¡Quién fuese un Dios como tú!: libre de culpa, rodeado de
amor y de lujuria. Abandonado al hedonismo más clásico y a la cotidianidad más
licenciosa.
¡Si la sangre fuese vino que hubiésemos que reponer como
vampiros…!
¡Si el amor fuese placer inequívoco y el placer en amor
transformarse eternamente aspirara…!
¡Si la vida consistiera en ser feliz con todos y con todo a
toda costa…!
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