El amor es olvido
Después de todo el amor también es
olvido,
el que nos aísla del resto, y cuando me rozas
tras esa sonrisa perversa ese azaroso mundo
recóndito
vuelve a tener una oportunidad maravillosa para
conformarlo idóneamente todo, aunque sólo sea
por un instante.
Eso o un lugar donde no sea necesario,
sin la incertidumbre que desprende
cada decisión enredada con el resto
y con la del resto.
¿Por qué siempre hemos de elegir entre el caos
de la emotividad y la confortable tibieza de lo monótono?
olvido,
el que nos aísla del resto, y cuando me rozas
tras esa sonrisa perversa ese azaroso mundo
recóndito
vuelve a tener una oportunidad maravillosa para
conformarlo idóneamente todo, aunque sólo sea
por un instante.
Eso o un lugar donde no sea necesario,
sin la incertidumbre que desprende
cada decisión enredada con el resto
y con la del resto.
¿Por qué siempre hemos de elegir entre el caos
de la emotividad y la confortable tibieza de lo monótono?
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