Soy bello
A veces ni atino ni aspiro al por qué
de todo lo que parece ser todo y,
sin embargo, se escapa como casi nada.
Y todo mi empeño se concentra en
un lento ascender de caracol por donde
germinas hermosas sombras,
musgo almibarado, cantos de sirena,
mar adentro.
Mi razón a expensas de que
accedas a una súplica: ser cómplice
en un trémulo compás distanciador
de rodillas.
El ayer y el mañana dependen
sólo de ahora para merecerse, de
un hurgar de dedos, y de
una cacería de bocas.
Por el único motivo que soy sin
arrepentirme es por dejar de serlo,
libando como hospicano, en tus senos.
A veces ni atino ni aspiro al por qué,
entonces apareces en mi memoria
abarcándolo todo, como única deidad
integradora.
Y como una estrella que se extingue,
soy bello.
como una estrella fugaz.
ResponderEliminarbelleza de lo efímero.