Poesías, relatos, cine, música... Un remanso en medio de este apocalipsis (grupo EFDLT)

Placer mutuo

Placer mutuo
Moda poética (ediciones limitadas)

lunes, 12 de diciembre de 2011

Soy solo


Como la noche a la amenaza lo asumo:
                           solo: quizá no siempre, tal vez
nunca del todo: manteniendo
desmantelados puentes de anhelo
hacia ti, hacia él, hacia mitos y leyendas
como un náufrago que espera ser validado
por la fuerza primigenia de la naturaleza.


¿Por qué ha de ser concreto el deseo
de algo sin origen ni propósito?


Hay algo en la soledad que avoca al
olvido;
al recuerdo; a la amnesia
arrepentida;
a rememorar lo
extinguido
en el horizonte de los sucesos;
a ser otro;
a ser el mismo deseando ser otro.


Todo lo que exista en la soledad
confluye
en hordas por nosotros desde una
infinitud extinta
cuando prudente te reprimes,
mientras asciendes hacia mi glande
en cualquiera de tus lúbricas formas.


La soledad no sabe qué hacer conmigo,
en qué escaque colocarme para hacer
frente a tu última cruzada, esa en la que
sólo cabe la conversión o la muerte.


Algo: soy solo.

viernes, 4 de noviembre de 2011

Gracias


Puedo llegar a entender que aún me quieras
por lo que he sido, por la posibilidad de
volver  a serlo. Incluso por lo que pueda llegar
a ser pero, dime: ¿qué resta de mí ahora que
pueda considerarse un vestigio, una
probabilidad digna de atisbo?
Me temo que eres utópicamente optimista
conmigo, y no sé a qué o a quién agradecérselo,
ni tan siquiera si servirá de algo. Solo sé que
nada que nos involucre y que reconozcamos
está implicado. Gracias.

lunes, 10 de octubre de 2011

Mañanario de ignotos (101011)


Mañana, lunes diez de octubre del año dos mil once, me propongo escribir unas líneas en este mañanario. Será como está siendo hoy domingo, la primera vez que ocurra. Aunque, ahora que lo pienso, cada día será siempre la primera vez que suceda a no ser que vuelva a vivir esta vida: eso sí que sería una experiencia única, se imaginan el volumen del mañanario que podría escribir sabiendo lo que ocurrirá al día siguiente, y todo lo que  intentaría mejorar, evitar, cambiar somera o radicalmente. En principio, sin profundizar más, tiene todos los avales para considerarlo la forma idónea de perdurar.
Aspiraré a que sea el lunes con más expectativas que me haya transcurrido hasta ahora: idearé una plegaria ecuménica para agradecer a todo y a todos los que hayan podido contribuir a que esté aquí: en este maravilloso lugar del universo, ejerciendo la capacidad de amaros. No es un comienzo baladí. No sé qué pensaréis…

viernes, 7 de octubre de 2011

Mañanario de ignotos


Todo lo que pueda escribir aquí a partir de hoy terminará tarde o temprano catalogado como un diario, así que no perderé el tiempo en evitarlo, incluso lo promoveré como título para favorecer su improbable universalidad, aunque no prometo nada. De hecho acabo de decidir, en contra del que era hace diez segundos, que lo llamaré mañanario: Una declaración de intenciones amalgamado con todo lo contrario. Sea lo que fuera tendrá un propósito que aún no sé definir, cosa que no me inquieta tanto como el hecho de pensar, incluso el tiempo suficiente para escribirlo, que tenga que tener un propósito.
Quien no se considere un hedonista hambriento de reconocimiento que lance el primer eufemismo. Hasta el instinto, reliquia genética, premia con placer cada envilecida meta  que cruzamos en la búsqueda de una decadente supervivencia.
Es una evidencia que este es el principio; no descarto que pueda ser también el final; puede que sea tan absurdo que decida compartirlo; en cualquier caso no será algo lúcido o erudito. Pero reconozco que hoy, ahora, me atiza la curiosidad…

lunes, 19 de septiembre de 2011

La salvación. Asparoi (III)


Buenos días, es mi segunda jornada aquí. Acabo de levantarme, duermo a medio metro sobre la cama, en el aire, no sé cómo lo consiguen pero logran un espacio sin gravedad donde se duerme como nunca habría imaginado. Ahora cobra sentido para mí la frase  “levantarse como nuevo”. Es como si uno despertara siempre con la vitalidad de los diez años. Hoy creo que nos reunirán a todos los elegidos para informarnos de su estrategia para la evacuación. Espero poder convencerlos para que entre todos intentemos que la humanidad no llegue al punto de ser rescatada y podamos evitar el fin al que estamos avocados por nuestra propia irresponsabilidad.
¿Quién sabe? Quizá nos doten con algún tipo de poder disuasorio que haga que quienes nos oigan se conviertan inmediatamente en activistas de nuestra causa, a la que tendremos que denominar con un lema de proporciones bíblicas como por ejemplo: “El diluvio universal” o “El fin de los tiempos”. Pero con connotaciones mucho más esperanzadoras. ¡Ya lo tengo! Seremos los profetas del futuro testamento y predicaremos por la llegada de “La era de la tierra lógica”, con un gobierno mundial liderado siempre por los países más desfavorecidos del momento.
Bueno, basta ya de elucubraciones. Esto sería tan bíblico que se podría considerar un milagro, y no sé si estos seres son tan avanzados como para imitar a Dios.
Esta habitación es algo fría, supongo que habrá alguna forma de poner música. Seguramente a través de este espectáculo de ordenador: un cristal sin cables ni teclado que hace todo lo que le digo. Cuando termine de escribir esto sólo tendré que pedirle que lo publique en mi blog, me preguntará claves y formatos y, voilà. Aquí está listo para que lo leáis, o no. Aunque mucho me temo que será demasiado tarde para lo segundo.  

lunes, 12 de septiembre de 2011

Lo innombrable


En el universo que me ha sido concedido
                           todo está hecho a mi imagen y semejanza:
                           la tierra; mis padres; mi hijo; mi perro
                           —aquel que tuve apenas dos años y aun
                          así me quiso hasta compensar toda su
                          ausencia—
                   

Todo gira y se alinea en torno a mí: los
                         USA son mis aliados, formo parte de la
                         OTAN, de la ONU y de la TIA.


Sin embargo tú, cometa del mismo
                         pedrusco de carbono me orbitas
                         como si el caos te sostuviese cuerda y,
                         en aumento,  iracunda, me acometes.
                    

No sé cómo llamar a lo que de ello resulta,
                         ni siquiera a lo que del impacto,
                         inextinguible, entre ambos,
                         prevalece. 
                         Debe haber algo tan inestable entre el amor
                         y la nada de agujero negro que no pueda
                         existir,
                         ni tan siquiera ser nombrado.


jueves, 1 de septiembre de 2011

Estaría dispuesto



Estaría dispuesto a todo porque el
                               tiempo no se pareciera tanto a lo que
                               mucho y muchos nos tememos que es:
                               un frenético tren vacío sin meta
                               que sólo invita a la oxidación.

Estaría dispuesto a todo porque
                               la espera no terminase convirtiéndose
                               siempre en la apoptosis de la
                               esperanza, evitando así reacciones.

Estaría dispuesto a todo porque
                               “estar dispuesto” fuese definitivo
                               o al menos determinante. Y que
                               “a todo” no excluyese todas las
                               palabras siguientes para algo.
 
                               Estaría dispuesto a todo por
                               saber qué decir del amor… Ahora.

En definitiva, estaría dispuesto a todo
                               salvo a renunciar a mi penitencia: la
                               auto flagelación con la que escribo
                               para compadecerme y,
                              de vez en cuando,
                              maldecirte.


lunes, 22 de agosto de 2011

De cómo y cuándo supe el porqué (VII). Eva


JUAN.- Siempre tan pragmática. No es lo más importante, pero como excusa era tan perfecta que llegaba a ser indispensable. ¿Me explico?

EVA.- La verdad es que con toda la faena que tengo que hacer todavía —y esto, lamentablemente, no es excusa de nada— no tengo tiempo para descifrar tus paranoias.


 JUAN.- De todas formas creo que no gestionamos bien los pocos días de descanso que tengo. Deberíamos hacer un zafarrancho ligero, lo que en mi pueblo llamamos un pallin paca, y aprovechar el tiempo como Dios manda, en el centro comercial. Seguro que encontramos algo con el mérito suficiente en lo que gastarnos el dinero sin que nos arrepintamos en el camino de vuelta a casa.


 EVA.- El que presumía de no tener que consumir para darle sentido a un trabajo humillante. Como dirían tus Pink Floyd no eres más que otro ladrillo en el muro.


JUAN.- En mi proposición lo que más he tenido en cuenta han sido tus preferencias. Yo me iría a la sierra a atrapar culebras, vería por enésima vez la noche del cazador, terminaría “Salvo el crepúsculo”, o él a mí. Todo ello sin tener el mínimo remordimiento de hacerlo en una habitación que no estuviera desinfectada por completo.


EVA.- ¡Hombre! Gracias por ser tan comprensivo y altruista conmigo. Pensarás que la fregona con patas con la que te has casado sólo tiene capacidad para divertirse de escaparate en escaparate.  

JUAN.- No he querido decir eso, Eva, siempre malinterpretas o radicalizas mis palabras para ejercer de mártir con derecho a réplica suicida. Lo diré de otra forma, has de reconocer que tienes una predisposición y una sensibilidad innata para la moda, para el interiorismo, que sintonizas sobremanera con lo clásico y lo anglosajón. Que posees  inquietudes y cualidades con las que enamorarías desesperadamente a Darcy y a Edmund.


 EVA.- Sí, ahora arréglalo con eufemismos.


JUAN.- De acuerdo, sigamos con las tareas, no quiero acabar siendo esclavo de unas palabras que ni siquiera he dicho.

martes, 26 de julio de 2011

La salvación. Asparoi (II)


Asparoi es un planeta básicamente rojo —me refiero al color porque ideológicamente todos me resultan incoloros—, predominando las tonalidades rosáceas. Quizá no sea esta la característica más relevante pero sin duda es lo primero que embarga cuando a uno lo contiene. El agua y el cielo crean una atmósfera dulce y sosegada, casi onírica. El día dura aproximadamente lo que un año en la tierra. La noche no la he visto, entre otras cosas porque cuando se acerca, todos los habitantes de este lugar migran hacia la zona iluminada. Las sombras hacen del frío una especie de amenaza coagulante llena de abismos. En los pocos libros que me han proporcionado que versan sobre su estilo de vida y su mundo —he de decir que correctamente traducidos— también he leído algo referente a extrañas criaturas y antiguos destierros de reaccionarios y disidentes. Aproximadamente un mes terrestre antes de desembarcar la penumbra empieza el gran y ordenado éxodo hacia la otra cara. Allí tienen todo prácticamente duplicado. Viven en una sola ciudad que consta de dos lugares que son antípodas. Por supuesto todo está minuciosamente calculado, mientras el sol se oculta a sus espaldas ellos avanzan hacia el lado opuesto, como si poseyesen el instinto migratorio de las aves y el orden genético de las hormigas, terrestres.

Ignoro si hay otras personas como yo por aquí. Será lo primero que les pregunte cuando tenga oportunidad. Cuando digo “como yo”, me refiero a mi condición de colaborador nativo para el rescate de la vida. 

domingo, 17 de julio de 2011

Mantenerte

        
   Mantenerte para siempre es,
                          como fue alcanzar a Félix, Federico, o Diego,
                          una misión que coquetea y se amalgama
                          vertiginosamente con éxodos y
                          desiertos.
                         

                          Sin embargo, me hace esperanza de otros
                          mundos iguales a éste pero sin ti.

                                                       
   Apenas asoma tímido en la memoria por qué
                          debía y debe ser así, y lo que era antes
                          de que mi sospechoso instinto de
                          supervivencia lo proclamara agua y oxígeno.
                         

   Supongo que todo terminó derivándose
                          de la adictiva indefensión con la que
                          me dotabas: aprendí la locura infinita
                          de hablarte sin que estuvieras, de verte
                          erigida entre soledades, de ser sin haber
                          existido antes ante algo tan deseado como
                          desconocido,
                          de acariciar el aire abducido por lo que
                          serías prolongándome hacia lo fantástico.

                          


                          Sin embargo, a veces, con una frecuencia
                          aspirante a plaga de enredaderas carnívoras,
                          nada es trascendente.
                          Como si lo que hace importante lo demás
                          no hubiese sido descubierto, o reconocido.
                        

                          Mantenerte es intentar mantenerme en la
                          forma idónea para recorrer algún día
                          la distancia entre lo probable que somos
                          y lo sublime que seríamos.

miércoles, 22 de junio de 2011

La salvación. Asparoi


Asparoi es un planeta tan lejano que no pertenece a ninguna galaxia, está un poco más allá del universo, entre la nada absoluta y el silencio más despótico. Sin embargo, genera en su interior la suficiente energía para albergar en la superficie una impresionante variedad de vida. En estos momentos me encuentro en él, intentando encontrar las palabras justas para contaros esto sin que penséis que es un relato fantástico más, o quizá, que estoy totalmente desequilibrado. Y puede que esto último sea cierto, pero en ese caso sería el único perturbado de Asparoi. No puedo contestar a vuestras preguntas, os iré contando todo lo que pueda sin poner en riesgo mi propósito. Esta vez sólo voy a permanecer aquí una semana, aunque la tierra apenas albergará mi ausencia física durante una hora.
Sé que están leyendo estas palabras simultáneamente con ustedes, pero no creo que les importe. Soy consciente de que saben que nadie me tomará en serio mientras esto se parezca tanto a un guión de ciencia ficción o a un inocente monólogo de humor. Incluso no tengo claro si actuarían en el caso de conseguir que algunos de vosotros me creyerais. La verdad es que mi relación con ellos no se puede decir que sea  precisamente de una gran compenetración. Aunque me han demostrado con creces que sus intenciones son más que loables aún no sé los términos en que piensan llevarlas a cabo, y cuál es el papel que me han otorgado.  
Lo que quiero es, llegado el momento, salvar con la ayuda de ellos al mayor número de personas. Esperar aquí el momento en que la tierra olvide quienes fuimos, y que podamos volver a empezar aprendiendo de los graves errores que cometimos sin piedad, y que acabaron convirtiéndonos en una plaga mortal para nuestro planeta.  
Os dejo, parece que alguien llega.

                                                                              

sábado, 11 de junio de 2011

La ira, el último vestigio de la esperanza (VI). Futuro inmediato

—Dar un paso hasta el futuro inmediato, qué difícil para quienes deambulan por un acantilado. Pero sabes, me apetece. Más bien, lo necesito, casi es un instinto, como cuando los rumiantes lamen las rocas salinas.

Se sonrió Víctor profusamente de sí mismo, era tan peculiar y acertada la comparación que no podía adivinar por qué no se le había ocurrido jamás a él. Siempre sobrevaloraba su imaginación y eso le provocaba una gracia amarga que disimulaba con una sonrisa ingenua.

—Bien, ordenemos algo este cuchitril, mullamos los cojines; encendamos unas velas, si las encuentro; pongamos algo de Enya para honrar al gran compositor que no recuerdo, y que dijo no conocer música que no fuera triste; apaguemos la revista del corazón. ¿Qué desea tomar la señorita? Le puedo ofrecer cerveza caliente, mistela frío, puede que quede al fondo de algún mueble algo de whisky, o tal vez ron. En cualquier caso no hay hielo.

—Si me acompañas, cualquier cosa estará bien. De todas formas a estas horas no debe ser muy recomendable empezar a tomar nada. Incluso continuar tomando algo.

Víctor desaparece tras la puerta de la cocina. Isabel se desliza un poco por el sofá y se reclina acomodándose definitivamente sobre los cojines mientras oye un frenético abrir y cerrar de puertas. Respira hondo y expulsa el aire por la boca como queriendo relajarse con un ejercicio de yoga que aprendió cuando no le hacía falta y del que sólo recuerda una armónica y honda cadencia de aire. Con los dedos de la mano derecha se masajea la frente como recapitulando todo lo que la condicionó para terminar allí, ahora.
En ese momento regresa Víctor con una bandeja, la coloca encima de la mesita del salón. Había preparado dos copas de vino dulce; unas galletas saladas caducadas tan sólo hace un mes que por conservarse aún cerradas al vacío, y no tener muchas más opciones, decidió indultar sin que sirviera de precedente, como siempre.   

lunes, 25 de abril de 2011

De cómo y cuándo supe el porqué (VI). Eva

JUAN.- (soliloquio) “Pensaba ayudarte”, dice. Mientras tanto, seguro que ya había pensando la nueva tarea que me iba a asignar.
Bien, empezaré por el ordenador. Un poco de música me ayudará a sobrellevar este viacrucis. Antes veré el correo. Un momento, ¿se habrá estrenado aquella película sobre los sueños? Mejor lo dejo todo antes de que la jefa pase revista. Bueno, tan sólo poner los caprichos de Paganini para intentar que la velocidad y la eficacia me invadan. No sé qué es peor, si trabajar, o limpiar por detrás de la mesa del ordenador. Tendré que ir por el machete para manejarme por entre esta selva de cables.

Baja las escaleras para ir a la cocina en busca de unas agarraderas con las que intentar concentrar y someter a esa legión de cordones multimedia.
Eva está inclinada frente a la lavadora, con un translúcido camisón que, en esa postura, hace confundirse muslos y nalgas. Sube corriendo por la cámara y al regresar ella ya se ha incorporado. Espera un momento. Se vuelve a inclinar con ropa en sus manos pero, esta vez, apoya una de sus rodillas en el suelo y la pose que se erige no termina de merecerse una foto clave y eterna. Ella mira hacia atrás, lo ve con la cámara frente a su cara, en una posición de alerta.

EVA.- ¿Qué haces con la cámara?


JUAN.- Nada, pero cuando pienses poner de nuevo una lavadora con ese camisón y sin flexionar las rodillas, espero que la cámara y yo estemos más compenetrados.


EVA.- Esta noche lo repetiré para ti a la luz de la luna. Le contesta mientras lo abraza por la espalda y le da un beso en el cuello.


JUAN.- A la luz de la luna las fotos sólo son penumbra.


EVA.- Si lo más importante es la foto podemos esperar a que suceda de nuevo espontáneamente.

                                                     

martes, 5 de abril de 2011

Soy bello



A veces ni atino ni aspiro al por qué
de todo lo que parece ser todo y,
sin embargo, se escapa como casi nada.
Y todo mi empeño se concentra en
un lento ascender de caracol por donde
germinas hermosas sombras,
musgo almibarado, cantos de sirena,
mar adentro.
Mi razón a expensas de que
accedas a una súplica: ser cómplice
en un trémulo compás distanciador
de rodillas.
El ayer y el mañana dependen
sólo de ahora para merecerse, de
un hurgar de dedos, y de
una cacería de bocas.
Por el único motivo que soy sin
arrepentirme es por dejar de serlo,
libando como hospicano, en tus senos.

A veces ni atino ni aspiro al por qué,
entonces apareces en mi memoria
abarcándolo todo, como única deidad
integradora.
Y como una estrella que se extingue,
soy bello.

lunes, 7 de marzo de 2011

Vano afán


En el vano afán de ser albor de lo
sombrío y espurio que a veces te asila,
sucumbo.
Me acomodo decadente, resignado a
apiadarme de mi fe apelando a
quién sabe qué atenuante
seudo-metafísico.
Y en vez de esplendor entre tu mirada
y el abismo, soy musgo colonizando
tu sombra; parásito emocional; pedigüeño anímico.

¿Cómo condenarme si
provengo de un tiempo ateo donde el
remordimiento es la sangre, y la carne es la duda?
Me acomodo en tu resuello esperando aliento.
Y además escribo esto para que algún desconocido
le encuentre un atisbo de dignidad recíproca.
A veces me odio, pero aún así, no puedo
renunciar a la vida que nos pertenece
y que late, como prófuga, en tus resquicios.

martes, 15 de febrero de 2011

De cómo y cuándo supe el porqué (V). Eva

JUAN.- Pero si, precisamente ahí está la clave, en hacer lo que a uno más le apetezca en cada momento: esa búsqueda de placer no es una condición mía, ni una cualidad adquirida, ni siquiera se aprende desde la envidia. Está en nosotros, en nuestros genes, en el instinto tal vez, más o menos latente, poco a poco se impone al resto de prioridades existenciales que sobreviven en las cuevas del cerebro.

De nuevo entra Eva en el dormitorio en busca de quién sabe qué…


EVA.- Ya has hecho la cama, qué rapidez, pensaba ayudarte.

JUAN.- Sí, es que me ha ayudado mi madre mientras discutíamos.

EVA.- Tu madre, la pobre, ya te ayudó bastante en vida, déjala descansar.

JUAN.- (voz en off) “Pensaba ayudarte”, dice. Para, mientras tanto, ir pensando que nueva tarea me iba a asignar.

EVA.- Bueno, voy a poner una lavadora.

JUAN.- Espera, ¿qué voy haciendo yo?

EVA.- Lo que quieras, todo está disponible, no hay una parte de la casa que no necesite una mejora de sus condiciones actuales de ostracismo.

JUAN.- Antes no eras tan graciosa.

EVA.- Considéralo un daño colateral causa de la convivencia contigo.

JUAN.- Anda. ¡Qué arte miarma! Creo que le quitaré el polvo al cuarto del ordenador.

EVA.- De acuerdo pero, te recuerdo que no se limpia con el ratón.

JUAN.- Daños colaterales, guapa…


Eva baja las escaleras en busca de la lavadora que está en el patio.
                                                                                                                              
                                                                      foto lienzo
                                                                     
                                                            
                                                                     

martes, 8 de febrero de 2011

Abismo


Soy.
Con suerte quizá sólo esté,
supongo, en un
abismo
rodeado de
abismos,
bajo
abismos,
sobrevolándolos.
Abrazado a ellos y huyéndoles.
Cuando al fin el cansancio se
vierte
en inconsciencia, esta ubicua
maldición me hace caer en tu
olvido,
y los
abismos
pasan a ser aliados porque,
tarde o temprano, siempre me rescata el
istmo de tus manos rellenando espacios.
Así que, a veces, me felicito porque, a
veces, comparto, sorteo, y
olvido,
contigo,
abismos.
Y ni el subconsciente, sabiendo que
te desaprovecho como un necio,
puede hacer nada porque no
amanezca,
hoy, a tu lado.

lunes, 31 de enero de 2011

De cómo y cuándo supe el porqué (IV). La madre (cont..)

MAMÁ.- Las claves de tu vida es un puzzle que sólo tú podrás completar. Pero te ayudaré a organizar las piezas en las que yo aparezco. Empecemos, por ejemplo, por analizar el origen de tu machismo.

JUAN.- Yo no soy machista, al menos ideológicamente, pero si en la práctica me asoma algún atisbo de machismo tengo muy claro que es por tu culpa, en ese sentido me malcriaste, incluso hubo períodos en que puse algo de resistencia, aunque reconozco que caí rendido ante la comodidad y el tiempo virgen que se me brindaba. Que ahora admita que lo desaproveché no tiene relevancia alguna.

MAMÁ.-Bien, admitamos que te educaste en un ambiente machista. ¿Aún mantienes ese argumento para justificar que lo sigues siendo, verdad? Supongo que si te diste cuenta hace tiempo de mi nociva influencia, has tenido el tiempo suficiente desde tu infancia para corregirlo con creces, y ahora no tendrás el más mínimo roce con Eva por ese motivo.

JUAN.- ¿Influencia de mi infancia? Si me he casado con treinta y tres años, ese influjo aflora sin avisar, me sorprendo, a veces, a mí mismo aletargado en su voluptuosidad, júzgame por el grado de esfuerzo que empleo para combatirlo y no porque todavía esté ahí. Y sí, sigo discutiendo con Eva por ese motivo, aunque la mayoría de las polémicas son por causas totalmente injustificadas, más bien por la intolerancia que demuestra alguien que se cree liberada, como si eso fuera posible para alguien que tiene que limpiar lo que ensucia. El simple hecho de que una persona tenga un leve, intermitente e involuntaria reminiscencia de su pasado no le da derecho a nadie a dudar constantemente de él.

MAMÁ.- Tienes razón pero, ¿cuántas veces has ejercido ese papel de víctima indefensa, conscientemente o no? Y has escurrido el bulto sin que nadie te lo reprochara, aprovechándote para hacer lo que te viniese en gana.

martes, 11 de enero de 2011

Algo


Algo nos sobrevuela expectante esta noche.
Como cuando sólo la posibilidad de
encontrarnos era suficiente, pero distinto.
Nos espía tras las plantas de los parques
mientras paseamos abrazados por este
agosto dilatadamente sereno. Parecido al
de siempre si no fuera por nosotros.
Recuerdas aquellas miradas que nos
asignaban prosaicos futuros, pues diferente.
Jamás volveremos a sentirnos así,
al menos ahora, peor aún, jamás lo sabremos.
Cómo saber de qué forma concreta habría
de seguir tocándote, diciéndote o quizás,
abandonándote en el sosiego, envueltos en
esta brisa que nos exfolia el ahora
sobrante,
para seguir sumergidos en esta leve paz,
en este injustificado solaz que a las
sombras de todos los tiempos reúne y encela.
Justo después de confesarlo no sé ni por
asomo lo que estoy diciendo pero,
sé que más de los que pienso lo sienten
en este momento preciso, pero disímil.

martes, 4 de enero de 2011

La Creación


Y el hombre bautizó con sangre de Cristo destilada el nuevo tiempo concedido. Tuvo a bien llamarlo de la forma prevista según la tradición de cada secta (2011, 5771, conejo, etc.). Lo colmó de pretenciosas y egocéntricas expectativas personalizadas. Pidió perdón por todos sus diabólicos antecedentes, para lo cual creó la iglesia, y se absolvió a sí mismo.


—El primer día quiso dejar claro que la luz era el camino redentor, y que la noche las tinieblas para el alma. Que la celebración de la noche anterior había sido el último alarde de despilfarro e insolidaridad permitido en el camino a la salvación pero, estaba tan agotado que lo dispuso todo para concederse una mínima tregua, que terminó convirtiéndose en la continuación diurna de los fastos conmemorativos perpetrados en las incipientes sombras del nuevo año. Así empezó el hombre a crear su nuevo destino. NEMA (así no sea)

                                                                             

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