Amén
Por entre los escombros de besos inacabados de fiera,
debajo de las hojas muertas de insolentes sonrisas,
sucumbiendo en un crepúsculo de caricias temblorosas,
Yaces,
desprendiendo aún llamaradas de vida invicta,
de piel recóndita que muere de sed e ira, olvidada.
Explosiones de espontánea voluptuosidad divina
irrumpen todavía en nuestra sangre fluida.
Y te suicidas lentamente placentera,
sucumbiendo al recogimiento pleno de sentidos,
de recuerdos casi efímeros de dolor y rezos.
Así de victoriosa y mortecina te
e s p a r c e s
sobre mis restos.
Amén