El acantilado
Cada vez nos rodean
más conjeturas siniestras;
surgen de un tiempo
enfermo donde los minutos
se enconan y se
dividen inagotables,
corrompiendo días,
invirtiendo expectativas,
coartando amaneceres.
Ven aquí, un poco más cerca,
abrázate a mi espalda
como si nunca nos
hubiésemos defraudado,
asómate a esa playa lejana,
serena, nebulosa, aquella
al final de este furioso
acantilado; cementerio
de vivos irreconocibles.
Sí, éramos recolectores
de olas, eruditos en ilusiones.
Pero no quiero volver,
tan sólo retómame,
y oirás de nuevo el mar
en tu ventana, bailarás
desnuda sobre la arena
desde tu bañera.
saldrás de mí como agua
fecundadora y todopoderosa.
más conjeturas siniestras;
surgen de un tiempo
enfermo donde los minutos
se enconan y se
dividen inagotables,
corrompiendo días,
invirtiendo expectativas,
coartando amaneceres.
Ven aquí, un poco más cerca,
abrázate a mi espalda
como si nunca nos
hubiésemos defraudado,
asómate a esa playa lejana,
serena, nebulosa, aquella
al final de este furioso
acantilado; cementerio
de vivos irreconocibles.
Sí, éramos recolectores
de olas, eruditos en ilusiones.
Pero no quiero volver,
tan sólo retómame,
y oirás de nuevo el mar
en tu ventana, bailarás
desnuda sobre la arena
desde tu bañera.
saldrás de mí como agua
fecundadora y todopoderosa.