El secreto
Os voy a contar un secreto:
Érase una vez un secreto tan ortodoxo que sólo yo lo padecía, y eso era lo único que lo diferenciaba de la inexistencia. ¡Cuántas veces nos hemos ataviado elegantes de misterio con tan sólo insinuarnos, y alardeado de interesantes entreabriendo la soledad que nos presentó a ambos! Todo para compensar tanto remordimiento; tanto pánico a un estrepitoso e incomprendido ridículo; a la responsabilidad de ascender a conocimiento sin que Dios ni la ciencia nos avalen.
Tengo un secreto que quizá os cuente, cada vez que escribo sopesándolo doy un paso adelante y dos en oblicuo, y conformo un zigzag de osadía y conformismo tan arduo como ligero. Y a veces me paro, otras retrocedo, incluso me adelanto y luego me espero, y siempre termino diciendo algo parecido a esto:
Tengo un secreto que puede que en otro momento os revele, cuando estemos seguros de poder afrontar con entereza tanto una condena como una reverencia. Cuando sincronicemos objetivos y repercusiones.
Érase una vez un secreto tan ortodoxo que sólo yo lo padecía, y eso era lo único que lo diferenciaba de la inexistencia. ¡Cuántas veces nos hemos ataviado elegantes de misterio con tan sólo insinuarnos, y alardeado de interesantes entreabriendo la soledad que nos presentó a ambos! Todo para compensar tanto remordimiento; tanto pánico a un estrepitoso e incomprendido ridículo; a la responsabilidad de ascender a conocimiento sin que Dios ni la ciencia nos avalen.
Tengo un secreto que quizá os cuente, cada vez que escribo sopesándolo doy un paso adelante y dos en oblicuo, y conformo un zigzag de osadía y conformismo tan arduo como ligero. Y a veces me paro, otras retrocedo, incluso me adelanto y luego me espero, y siempre termino diciendo algo parecido a esto:
Tengo un secreto que puede que en otro momento os revele, cuando estemos seguros de poder afrontar con entereza tanto una condena como una reverencia. Cuando sincronicemos objetivos y repercusiones.