Herodes

Un equipo de arqueólogos de la Universidad Hebrea de Jerusalén ha descubierto la tumba del rey Herodes el Grande. El cual reinó en Judea bajo sometimiento romano aproximadamente en el año 37 a.C.
Este mítico rey forjó su fama a base de tiranía y crueldad, aunque también por ser uno de los grandes constructores de aquella época. La leyenda dice que Herodes ordenó degollar en Belén y alrededores a todos los niños varones, tras confirmarle los Reyes magos el nacimiento del que habría de convertirse en el Mesías del pueblo judío. Históricamente lo único constatable fue que mandó matar a varias de sus esposas e hijos acusándoles de traición. A estos hechos, probablemente, debemos la conmemoración del día de los santos inocentes, donde se rinde culto a lo absurdo y al disparate por medio de bromas. Digamos que Herodes fue una mezcla entre Jesús Gil y Pinochet, con más poder aún y menos escrúpulos. Pero en su contra tenía algo más que el peso de la ley y el azote de la democracia, se enfrentaba a una sarta de profecías divinas como esta del antiguo testamento: “Cuando aparezca una nueva estrella en Israel, es que ha nacido un nuevo Rey que reinará sobre todas las naciones” (Números 24, 17). Así es muy difícil gobernar con buen talante, reconozcámoslo. Su tumba fue saqueada, seguramente por las madres de algunos bebés degollados, y por supuesto, el cuerpo de Herodes no se ha encontrado.