El bosque (IV)
De ahí que, a veces, no pudieran evitar sentir ciertos escalofríos al compartir, como era de esperar, tantas situaciones idénticas a las que han acabado colgadas del pasado como vanos espejismos desenmascarados que, sin embargo, aún reflejaban cierto brillo milagroso en su moribunda tristeza.
Eva emprendió el camino de vuelta como si nada hubiese ocurrido, de hecho, las consecuencias así lo confirmaban, seguía con la misma ilusión por sorprender a Gabriel que la hizo adentrarse en el bosque hacía un tiempo nada fácil de determinar.
Por muy estática que permaneciera el agua, ella se habría jugado su cordura a que, para seguir la corriente del río debía dirigirse, accediendo desde este lado del bosque, hacia la izquierda. Así que tomó convencida la dirección que le llevaría irremediablemente al puente de los suicidas. Mientras caminaba iba recreándose en la belleza del entorno, no alcanzaba a comprender por qué había tardado tanto en disfrutar de algo con una grandiosidad tan evidente, ella siempre reconoció que era mucho más de ciudad que de campo, pero hoy, no podría explicar muy bien por qué, estaba dispuesta a sopesar esas preferencias de nuevo. El viento contoneaba las hojas, el sol se mecía en ellas olvidándose de la tierra, y los pajarillos no paraban de perseguirse, trinando sin cesar como embriagados, para que no decayese la fiesta de ser observados por alguien con la ilusión de sentirse correspondida para siempre. Decidió aminorar el paso para disfrutar todo lo posible de las sombras, de los sonidos, de cómo cada árbol vestía de una forma diferente a luz y al aire. Todo lo que, apenas unas horas antes llegó a desesperarla, era capaz ahora de hacerla demorar su deseado encuentro sorpresa con Gabriel.
Eva emprendió el camino de vuelta como si nada hubiese ocurrido, de hecho, las consecuencias así lo confirmaban, seguía con la misma ilusión por sorprender a Gabriel que la hizo adentrarse en el bosque hacía un tiempo nada fácil de determinar.
Por muy estática que permaneciera el agua, ella se habría jugado su cordura a que, para seguir la corriente del río debía dirigirse, accediendo desde este lado del bosque, hacia la izquierda. Así que tomó convencida la dirección que le llevaría irremediablemente al puente de los suicidas. Mientras caminaba iba recreándose en la belleza del entorno, no alcanzaba a comprender por qué había tardado tanto en disfrutar de algo con una grandiosidad tan evidente, ella siempre reconoció que era mucho más de ciudad que de campo, pero hoy, no podría explicar muy bien por qué, estaba dispuesta a sopesar esas preferencias de nuevo. El viento contoneaba las hojas, el sol se mecía en ellas olvidándose de la tierra, y los pajarillos no paraban de perseguirse, trinando sin cesar como embriagados, para que no decayese la fiesta de ser observados por alguien con la ilusión de sentirse correspondida para siempre. Decidió aminorar el paso para disfrutar todo lo posible de las sombras, de los sonidos, de cómo cada árbol vestía de una forma diferente a luz y al aire. Todo lo que, apenas unas horas antes llegó a desesperarla, era capaz ahora de hacerla demorar su deseado encuentro sorpresa con Gabriel.
He podido imaginarla perfectamente...
ResponderEliminarMe he imaginado a mí misma en el bosque, camino del puente... ^^
Es genial cómo escribes.
Un beso.
Ayyy, creo que me he perdido; estos días de vagancia han hecho mella.
ResponderEliminarTengo que leer lo anterior, tengo trabajo.
Me doy un paseo y vuelvo...
Besito
Hola que tal, soy luis angel , Te interesa poner anuncios de texto en tus blog.
ResponderEliminarPuedes ganar hasta 50 euros por cada blog o web.
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Saludos cordiales.
Luis angel
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Que bueno es tener ilusiones , cúantas cosas cambian en nuestro interior cuando nos sentimos así.
ResponderEliminarMe gusta mucho como va esta historia , me siento ansiosa por ver como continúa.
Que lindo escribes!
Besos
REM
Sí, de repente pasa algo, alguna conjunción planetaria, algún equilibrio íntimo y vemos las cosas con una condescendencia inusitada, nos entregamos a ese momento inesperado sin la ansiedad por el reloj que sigue avanzando, nos sentimos creadores del tiempo y mordisqueamos lentamente eso que parece salir de nuestra propia imaginación.
ResponderEliminarSaludos
Toc, toc, ¿se puede? Ha sido agradable el paseo por el fin de los tiempos (y gratis). Felicidades por ese poemario que tiene muy buena pinta. Y gracias por invitarme a subir a tu paraíso. La vueltecita por el mundo tampoco ha estado mal, aunque dadas las circunstancias me quedo con Cazorla (en unos días parto para allá). Saludos.
ResponderEliminarMe gusta tu estilo de narración. tiene que tener mucho esfuerzo detras, pero parece que va sola, qcada palabra de manera natural de la anterior.
ResponderEliminarDemorar de pronto el encuentro dejándose llevar por la contemplación. Me gusta. Tendrá tiempo de llegar al puente del agua inmóvil.
ResponderEliminarUn saludo,
Izaskun
Hannah montana fan you? I wait on my blog ... picante more about me ...: p. .. ... and the video will wait http://www.hannah-montana4all.blogspot.com/
ResponderEliminarHannah montana ventilador usted? Espero en mi blog ... picante más acerca de mí ...: p. .. ... y el video se espera http://www.hannah-montana4all.blogspot.com/
Hola Antonio; es un placer recibir tu visita y comentario en mi blog; ojalá no sea la última vez. Veo que eres escritor profesional; indagaré si en mi país puedo encontrar tu libro. Te mando un beso enorme y un abrazo muy mexicano; hasta pronto
ResponderEliminar-Lunática. Espero que la belleza nunca te confunda, y siempre te mantenga ilusionada.
ResponderEliminar-Arantza. Sabes que en el fin de los tiempos siempre tendrás un sitio destacado.
-Noticias. Por ahora no, gracias igualmente.
-Rembrandt. Gracias, a mí también me ilusiona que te interese la historia.
-Verónika. Espero que el relato esté a la altura de tan fantástico comentario.
-Maribel. Sé que lo vas a pasar genial, aunque no creo que te nieve como a mí. Pero verás más de cerca al sol.
-Deprisa. te agradezco el cumplido, pero soy yo quien va detrás de las palabras con un cazamariposas.
-Siempreconhistorias. ¡Me alegra tanto que le guste a alguien que siempre se encuentra rodeada de historias tan originales!
-Hannah Montana. Pues no. pero tú
siempres puedes volver a intentarlo.
-Janys. Te aseguro que no es mi profesión, aunque aspire a ello. Seguro que volveré a visitarte. No creo que consigas el libro en México, a no ser que lo solicites en www.casadellibro.com. Un saludo