La historia más triste de la historia (XV)
¡Por fin una muestra de consideración! Una frase liberada de la influencia de la rabia y el infortunio. Aunque un espasmo en sus cejas cada vez que se tocaba el dedo dañado, aún ponía en duda la absoluta imparcialidad de las palabras que, más que dirigirme, me lanzaba.
–Su reacción está sobradamente justificada, me atrevería a decir incluso que ha sido bastante benévola, aunque le garantizo que en ningún momento he tenido la intención de molestarla…
–Lo sé, por eso deberíamos zanjar de una vez por todas esta espiral de lamentaciones, ya está bien de disculpas, pedir perdón no sirve de nada cuando todo el mundo sabe que el daño no se ha hecho a posta. ¿Sabe usted dónde se puede comer bien por aquí?
–Si no quiere oír de nuevo una de mis insufribles disculpas tendrá que darme la oportunidad de resarcirme de una vez por todas invitándola a almorzar, y no sólo eso, para que el entierro de mi remordimiento sea perpetuo deberá aceptar mi ofrecimiento sin hacerse de rogar.
Ella —no sabría decir si por cansancio, por hambre, o por otro motivo más sutil que mi inteligencia— me atrevería a decir que asintió aliviada si no fuese por todo ese lastre pretérito que colgaba de cada uno de sus gestos, y que jalonaba siempre con éxito todos sus pasos.
–De acuerdo, dígame a qué hora suele comer usted.
–Tutéeme por favor, en este pueblo tan pequeño sólo se trata de usted al médico, y más que por respeto diría que es por miedo a promover una cierta falta de interés de éste como represalia a una confianza que obvia tanta diferencia de conocimientos y de prestigio...
–Su reacción está sobradamente justificada, me atrevería a decir incluso que ha sido bastante benévola, aunque le garantizo que en ningún momento he tenido la intención de molestarla…
–Lo sé, por eso deberíamos zanjar de una vez por todas esta espiral de lamentaciones, ya está bien de disculpas, pedir perdón no sirve de nada cuando todo el mundo sabe que el daño no se ha hecho a posta. ¿Sabe usted dónde se puede comer bien por aquí?
–Si no quiere oír de nuevo una de mis insufribles disculpas tendrá que darme la oportunidad de resarcirme de una vez por todas invitándola a almorzar, y no sólo eso, para que el entierro de mi remordimiento sea perpetuo deberá aceptar mi ofrecimiento sin hacerse de rogar.
Ella —no sabría decir si por cansancio, por hambre, o por otro motivo más sutil que mi inteligencia— me atrevería a decir que asintió aliviada si no fuese por todo ese lastre pretérito que colgaba de cada uno de sus gestos, y que jalonaba siempre con éxito todos sus pasos.
–De acuerdo, dígame a qué hora suele comer usted.
–Tutéeme por favor, en este pueblo tan pequeño sólo se trata de usted al médico, y más que por respeto diría que es por miedo a promover una cierta falta de interés de éste como represalia a una confianza que obvia tanta diferencia de conocimientos y de prestigio...
Tienes una manera tan brillante de expresarte digna de ser leido todos tus libros.
ResponderEliminarCon cariño
Mari
Lo que me pusiste en mi blog con respecto al tema de pareja y celos dejalo para el fin de los tiempos. está todo bien. Un abrazo
ResponderEliminarBuena semana
Roxana
Muy bonitas palabras, te sigoo¡¡;)
ResponderEliminarBESOOOOSSSSS¡¡¡
Me aventuraría a predestinar un futuro romance entre los protagonistas, quitándose los miedos, los complejos y las máscaras.
ResponderEliminarUn saludo, me gusta lo que escribes.
tantos rodeos ¿a qué van a conducir?...
ResponderEliminarse avecinan nubes rosas.
bicos,
Hola Antonio... es curioso como se pueden contar tantas cosas.. en tan poco espacio.. me ha gustado.. delicado.. y sincero..
ResponderEliminarUn beso
-Estoy_viva. Espero tu opinión del único que por ahora tengo.
ResponderEliminar-Roxana. Será como tu quieras que sea.
-Mamen. Gracias, Si me sigues puede que sobrevivas al fin de los tiempos.
-Javier Pascual. Es un placer que te agrade lo que escribo, es como cruzar una meta. El romance está en el aire.
-Aldabra. Las nubes rosas en este pueblo descargan gotas de fuego. Un abrazo.
-Estrella Altair. Igual que tu comentario. Gracias
Aquí estoy, leyéndote y a pie de cañón.
ResponderEliminarUn beso.
Hola, ya no sé si te había devuelto o no la visita, pero te agradezco que te pases por mi blog. he leído este post y me gusta como escribes, a ver si leo alguna de tus historias desde un principio..
ResponderEliminarSaludos
Hola gracias por habermi visitado en mi libro poetico, que bueno que te gustó y enhorabuena por ese libro de poesia que has publicado!
ResponderEliminarTienes un repertorio de poesia y relatos bellisimos me gusta tu manera de escribir.
Volveré con todo gusto!
te dejo un fuerte abrazo y muchas felicidades poeta por tu Obra finalizada...
-Arantza. Ese será tu mérito para la salvación.
ResponderEliminar-Esther. Desde el principio hasta el final de los tiempos.
-Inés. Gracias, un abrazo también para ti. El gusto es mío.