El bosque (III)
Nadie me creerá, pensó, además de suponer que nadie se adentraría tanto en el crepúsculo del bosque que pudiese corroborar este fenómeno. Colocó las hojas entre las rocas a modo de colchón, seguía nevando, pero la nieve no sólo era templada, se evaporaba sin pasar por su estado líquido, simplemente desaparecía. Así que se tumbó en el refugio y, antes de quedarse dormida, la primera luz del alba volvió a asomarse a sus pupilas. Por un momento barajó varias hipótesis: una era la posibilidad de estar volviéndose loca, la otra, que el mundo estuviese experimentando con ella una nueva estrategia para intentar dar la última oportunidad al hombre. Aunque esta última conclusión no haría otra cosa más que confirmar la primera. Estaba tan cansada que antes de plantearse una tercera explicación se quedó dormida, pero una pesadilla, donde un sol despiadado la dejaba reducida a cenizas, hizo que se incorporase como si realmente empezara a arder como una tea. Comprobó que, aunque el calor empezaba a ser incomodo, su piel todavía permanecía cubriéndola lo suficientemente elástica. Se acercó al río con la intención de refrescarse, quizá así pudiera intentar emprender de nuevo su camino hacia el puente. Se sentó sobre una piedra que había en la orilla, se quitó los zapatos e introdujo con cuidado las piernas hasta la altura de las rodillas, haciendo un cuenco con sus manos cogió agua y se la aplastó sobre la cara, estaba tan fresca y cristalina que repitió el gesto, pero esta vez se la bebió, inmediatamente se sintió reconfortada e, inclinándose sobre la estática corriente para peinarse un poco en su reflejo, comprobó, una vez más, que aquel lugar, en aquel momento, era de todo menos típico. Da igual, se dijo levantándose con fuerzas renovadas, se encontraba con energía e ilusión suficientes para emprender la marcha, seguir el cauce un par de kilómetros, y llegar, al fin, al camino que conducía a la cabaña, donde daría una grata sorpresa a Gabriel. Ellos habían sido amigos desde la adolescencia, pero fue hace dos meses cuando parecieron darse cuenta que, en verdad, el lazo que les unía era mucho más fuerte, y decidieron iniciar una relación de pareja, la cual los tenía sumido, como otras veces, en un estado de euforia imberbe, del cual, ambos habían terminado saliendo siempre por las alcantarillas.
Muchas veces la naturaleza nos juega una broma ja! Pero que lindo es experimentar los fenómenos comunes y habituales que casi ni nos damos cuenta que suceden... Abrazos!!!
ResponderEliminarHola Antonio. Tienes un bolg
ResponderEliminarmuy interesante, me gustan sobre todo tus poemas, son muy buenos.
Saludos desde Mallorca.
Gabriel,
ResponderEliminarAsí es a veces despertamos al ver es flor que tantas veces miramos pero que en realidad nunca vimos. Miles de sorpresas encierra esta vida y lo que nos rodea. Nosotros -los ciegos - somos ajenos a ella, hasta que despertamos y nos espabilamos, aunque a veces sea ya...demasiado tarde.
Saludos amigo¡
El requisito de las utopías, esqe son eso utopías, &una utopía es inalcanzable.. Si las alcanzáramos dejarían de serlo..
ResponderEliminarEntonces.. ¿existen las utopías?
... como otras veces, en un estado de euforia imberbe, del cual, ambos habían terminado saliendo siempre por las alcantarillas.
ResponderEliminarPreciosa narración!!!!!!!
Un beso grane y un lindo, lindo fin de semana
Gizz
Qué cálido parece el bosque, que incluso la nieve evaporada calienta. Que abrazo más boscoso.
ResponderEliminarUn abrazo.
Lo estoy leyendo y me agrada-Logras que el lector acompañe las situaciones comop si estuviera allí.-Te felicito.-Desde ahora seguiré tus obras.-Saludos.SILDAGO
ResponderEliminarSaludos, amigo. Y Feliz fin de semana...!
ResponderEliminar-Gabriel. A la naturaleza se le está acabando la paciencia con nosotros, más bien, compañero. Un abrazo.
ResponderEliminar-Ángel Calderón. Los poemas serán desde ahora, en parte, gracias a tu aliento.
-El sueño de Genji. Esperemos que no sea tarde, aquí estamos luchando para ello, en el apocalipssis. Un abrazo
-Liliadoslunas. Espera que lo piense. Paso palabra.
-Gizela. Tus comentarios la hacen grande. Gracias.
-Hisae. Pues sí, como este blog pretende ser para ti.
-Sildago. Es todo un honor para mí que me sigas, por eso sigo. Un abrazo.
-Cornelivs. Igualmente compañero.