3º La moda que los parió
Hay ciertas élites sociales con las que seguramente, ni usted ni yo tendremos el placer de codearnos nunca.
Por ejemplo, con esas personas que se recrean, giran y acaban flotando alrededor del mundo de la moda.
Me pregunto desde la más absoluta ignorancia, como se puede llegar al punto en que las tendencias que se marcan a la hora de vestir, acaben siendo una de tus mayores preocupaciones.
La moda puede llegar a ser un arte menor
–como todo lo que expresa la belleza de las formas-
tiene no obstante como la música, el cine y sobre todo
las religiones, una forma tan interesada y comercial
de llegar a nosotros, que acaba convirtiéndose en algo
lo bastante frívolo, artificial y yo diría incluso que ridículo,
como para provocar cierta hilaridad.
Espero que al decir esto, no esté regocijándome de
mi propia ignorancia. De lo que estoy convencido
es de todo lo absurdo que brota de una sociedad
sometida al consumismo y a las apariencias.
Me gustaría leer algún día, como un gran y venerado modisto anuncia que por falta de inspiración o claridad de ideas en su trabajo, no presenta su aclamada de antemano colección de primavera. Eso ayudaría bastante a considerar a la moda como arte y no como mercancía. Me gustaría saber por qué mis pantalones vaqueros de campana, comprados hace tres años en las rebajas, unas veces me coloca a la vanguardia de la modernidad, y otras me hace parecer, que acabo de salir de una caverna, cuando veo por la calle esas miradas extrañas, sorprendidas e irónicas mirándome el dichoso vuelo. Pediría por último, para eso soy el que escribo, que por lo menos no pesaran a las modelos, no sé si están tan sumamente delgadas porque así se garantiza una buena percha, o para que lo hombres no se distraigan imaginando las curvas de las perchas, o tal vez para que las mujeres en ese preciso momento de exaltación estética piensen que al menos ellas, tienen sus cuerpos exuberantes, como la naturaleza. Pero yo veo más lógico que antes de desfilar le hicieran un reconocimiento médico, y no les permitiesen desfilar si su salud –debido a la desnutrición- no fuese la decuada.
En un mundo de consumismo para unos y de carencia para la mayoría, este culto de la moda no es más que la religión de nuestro tiempo. Tener, tener y tener es la oración: plata, plata plata.
ResponderEliminarLo demás nada importa: es la cultura del valor sin valor.
Hasta la próxima