El pueblo incierto (VII)
...las aceras despobladas de sombras, las esquinas oxidadas, intenté localizar el origen de los sonidos que no habían aparecido todavía, pero que tenían que haberme acompañado todo este tiempo. Busqué en los coches algún indicio de movimiento. ¡Cómo eché de menos niños jugando, parejas paseando cuando circunvalé aquel parque como pintado de silencio! El suave aleteo del viento contra las hojas de los árboles era toda una exhibición de vida comparado con el resto de aquel pueblo incierto. Cuanto más avanzaba mayor era la sensación de soledad, de extinción masiva precedida de un holocausto inédito hasta entonces.
El sol empezaba a ocultarse tras las últimas casas, y mis gaseadas tripas ya estaban añorándolo. Tenía que encontrar rápidamente un lugar seguro donde pasar la noche, no sería una exageración pensar que las criaturas causantes de todo esto estuviesen, como vampiros, esperando la noche para aparecer. En ese momento fui incapaz de imaginar qué crónico y terrible problema podrían tener esos seres en su relación con la luz solar, pero al menos lo entendí como una ventaja, eso sí, que estaba a punto de desaparecer.
A mitad de la calle había una entidad bancaria; si en este pueblo se podía estar seguro de algo, es de que, incluso desierto, seguro que había alguien que les debía dinero, y eso era todo un consuelo para mí, no era el único al que la mala suerte había destinado en este siniestro lugar. Creí que podía ser un buen sitio para ocultarme, en un banco no había alimentos, ni camas, ni menos aún ataúdes, así que seguramente estaría vacío. Me acerqué despacio, girando varias veces sobre mí para asegurarme de que nadie estaba siguiendo mis intenciones. Empujé la puerta acristalada y se abrió como si nada estuviese pasando; y nada pasaba, pero era una nada angustiosa y latente, como una crisálida a punto de dar a luz al más espeluznante de los engendros de Tolkien...
El sol empezaba a ocultarse tras las últimas casas, y mis gaseadas tripas ya estaban añorándolo. Tenía que encontrar rápidamente un lugar seguro donde pasar la noche, no sería una exageración pensar que las criaturas causantes de todo esto estuviesen, como vampiros, esperando la noche para aparecer. En ese momento fui incapaz de imaginar qué crónico y terrible problema podrían tener esos seres en su relación con la luz solar, pero al menos lo entendí como una ventaja, eso sí, que estaba a punto de desaparecer.
A mitad de la calle había una entidad bancaria; si en este pueblo se podía estar seguro de algo, es de que, incluso desierto, seguro que había alguien que les debía dinero, y eso era todo un consuelo para mí, no era el único al que la mala suerte había destinado en este siniestro lugar. Creí que podía ser un buen sitio para ocultarme, en un banco no había alimentos, ni camas, ni menos aún ataúdes, así que seguramente estaría vacío. Me acerqué despacio, girando varias veces sobre mí para asegurarme de que nadie estaba siguiendo mis intenciones. Empujé la puerta acristalada y se abrió como si nada estuviese pasando; y nada pasaba, pero era una nada angustiosa y latente, como una crisálida a punto de dar a luz al más espeluznante de los engendros de Tolkien...
çok güzel bir resim çizmişsiniz
ResponderEliminarSí, así se escribe...
ResponderEliminarImagino la sensación del protagonista...
ResponderEliminarAl dar cada paso hacia adelante ha de sentir algo similar a lo que sentimos al caer al vacio... o mejor: lo que al hacer algo de lo que estamos TOTALMENTE CONVENCIDOS DE NO QUERER HACER y sin embargo... hacemos (en resumen y en criollo: esa cosita en las tripas).
Atrapado espero más.
Y mira que Tolkien si que hacía engendros requeteee horribles O_O
ResponderEliminar¡¡Pero no!! ¡¡Vuelve!!, ¡¡que el banco es desde siempre morada de vampiros!! ¿no ves como sale todo el mundo blanco de semejantes establecimientos?
ResponderEliminarUn abrazo
Yo no creo en la seguridad de los bancos... pero me ha gustado mucho tu post.
ResponderEliminarEspero que no tengas permanecer refugiado durante mucho tiempo...aunque tal y como está la huelga de transportes parece el fin del mundo...
Precioso cuadro de Monet.
ResponderEliminarUn placer.
Gracias por tu comentario en mi blog, voy a pasear un poquito por el tuyo.
ResponderEliminarQue suspense has creado, está muy interesante.
ResponderEliminarUn abrazo.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarLa intriga con la que me dejas no te la imaginas.. :S
ResponderEliminarmuy bueno.. como siempre me encanto..
besos..