El pueblo incierto (VIII)
Después de intentar abrir sin éxito, cada una de las puertas que se encontraban rodeando la sala principal del banco, volví a reconocer detenidamente todas las paredes, observé una puerta algo más pequeña, casi mimetizada con el color beige de la pared, me acerqué esperanzado, cogí la manivela de la cerradura, cerré los ojos como el que pide un deseo, la giré hacia abajo rezando, empujé la puerta con el hombro como ensayando un último acto desesperado, y al fin se abrió, sin esfuerzo, parecía que lo hubiese estado deseando hace años. Miré sigilosamente, busqué con la mano un interruptor para encender la luz. ¡Coño! dije al tocar algo con plumas, y al retirar mi mano como de un fuego debí accionar sin querer el interruptor y al fin se hizo la luz, era simplemente un plumero que colgaba de un perchero. Creo que terminé de abrir la puerta con las ondas que generó mi corazón saturado de miedo, por ella se accedía a un pequeño almacén para artículos de papelería, con las paredes completamente forradas de estanterías y el suelo lleno de cajas y de paquetes. Era un lugar idóneo para pasar la noche, vacié una de las estanterías y la coloqué obstruyendo la puerta, volví a colocar todas la cosas en su lugar y añadí todo lo que pude para hacer del cuarto un bunker inaccesible desde el exterior, luego dispuse unas cajas a modo de falsa pared, y entre ésta y la pared me recosté, por supuesto en posición fetal, apoyando mi cabeza sobre unos folletos publicitarios del banco. Estaba agotado pero mis ojos se resistían a darlo todo por zanjado y recorrían sin descanso el refugio en busca de cualquier descuido. El cansancio, la oscuridad y el silencio lograron vencer a mi desconfianza y caí en un sueño tan profundo como el misterio que definía a este pueblo…
Excelente estilo narrativo.
ResponderEliminar¡ Felicidades !
Esperaremos con un ojo cerrado y otro abierto la continuación de la historia...
ResponderEliminarUn abrazo
Yo no hubiese podido dormir en ese pueblo, que susto!
ResponderEliminarA veces las cosas no son como las vemos o las miramos como son pero vemos otra cosa. Lo cierto es que el texto me ha encantado.
ResponderEliminarYo también te felicito.
ResponderEliminarUn abrazo y sigue así.
Para bien de los lectores.
Ya te lo comenté en el capítulo anterior, Lanobil. Esa mezcla de misterio y humor es irresistible.
ResponderEliminarFeliz verano.
Fantastico post.
ResponderEliminarCasi me pierdo este "Capitulo" :S..
ResponderEliminarAunq lo bueno de que no haya entrado antes es que ahora tengo dos para leer.. :P
besos..
Como siempre.. muy bueno..