La historia más triste de la historia (X)
En los instantes siguientes Dios no consideró oportuno manifestarse; al menos a favor de ayudar a Ricardo y a sus acólitos. Toda esta noche, conteniendo todo este lugar, parecía desconectada del resto del universo, tan sólo el miedo y la expectación confirmaban su existencia y les otorgaba algo de tiempo.
El hijo del carnicero estaba seguro que el Señor iba a tomar partido tarde o temprano, de alguna u otra manera; auxiliándolos con su infinito poder, o abandonándolos a su libre albedrío; concediéndoles la posibilidad de redimir quién sabe cuántos innominables pecados.
La fe de Ricardo era como el plebiscito de un dictador; no admitía el menor resquicio para la duda; sí, para continuar, y no, para no marcharse.
Esa quietud abismal de los acontecimientos lo dejaba todo meridianamente claro; el Hacedor había puesto ante ellos los medios oportunos para el arrepentimiento y la expiación. El carnicerito empezó a caminar escalando la colina manteniendo los brazos en cruz y rezando el salmo penitencial número cincuenta y uno:
“Tenme piedad, oh Dios, según tu amor, por tu inmensa ternura borra mi delito, lávame a fondo de mi culpa, y de mi pecado purifícame. Pues mi delito yo lo reconozco, mi pecado sin cesar está ante mí; contra Ti, contra Ti solo he pecado, lo malo a tus ojos cometí…”
Los demás, menos eruditos en temas de devocionario, después de titubear unos segundos acordaron permanecer junto al crucificado rezando un Padre nuestro; su fe quebradiza sólo les había podido infundir el valor suficiente para vencer el pánico hasta el pie del otero.
Cuando Ricardo se giró para infundir valor al grupo con la convicción que derramaban sus desorbitados ojos celestes, comprendió que sólo él era el mártir elegido para subir este calvario y salvar al pueblo. Aunque para ello hiciese falta su propio sacrificio….
El hijo del carnicero estaba seguro que el Señor iba a tomar partido tarde o temprano, de alguna u otra manera; auxiliándolos con su infinito poder, o abandonándolos a su libre albedrío; concediéndoles la posibilidad de redimir quién sabe cuántos innominables pecados.
La fe de Ricardo era como el plebiscito de un dictador; no admitía el menor resquicio para la duda; sí, para continuar, y no, para no marcharse.
Esa quietud abismal de los acontecimientos lo dejaba todo meridianamente claro; el Hacedor había puesto ante ellos los medios oportunos para el arrepentimiento y la expiación. El carnicerito empezó a caminar escalando la colina manteniendo los brazos en cruz y rezando el salmo penitencial número cincuenta y uno:
“Tenme piedad, oh Dios, según tu amor, por tu inmensa ternura borra mi delito, lávame a fondo de mi culpa, y de mi pecado purifícame. Pues mi delito yo lo reconozco, mi pecado sin cesar está ante mí; contra Ti, contra Ti solo he pecado, lo malo a tus ojos cometí…”
Los demás, menos eruditos en temas de devocionario, después de titubear unos segundos acordaron permanecer junto al crucificado rezando un Padre nuestro; su fe quebradiza sólo les había podido infundir el valor suficiente para vencer el pánico hasta el pie del otero.
Cuando Ricardo se giró para infundir valor al grupo con la convicción que derramaban sus desorbitados ojos celestes, comprendió que sólo él era el mártir elegido para subir este calvario y salvar al pueblo. Aunque para ello hiciese falta su propio sacrificio….
Genial!!!!!
ResponderEliminarGrande!!!
Increible!!!
Felices Fiestas Antonio.
BESITOSSSSSSSSS
Acuso una cierta inquietud, da un pelín miedo, no?
ResponderEliminarSe me ha quedado el cuerpo contraído; pensé que venía por mí.
Son fechas de nacimiento y hay un crucificado; esto promete.
Feliz Navidad por si no te lo había dicho antes.
Un beso.
Que la magia de la Navidad te ayude a cumplir tus sueños ...:)
ResponderEliminarbss
Fe y Amor van de la mano,se complementan, se entrelazan y se fusionan. El Amor da vida a la Fe y la Fe es el sustento de los pequeños e inmensos milagros cotidianos.
ResponderEliminarHacía falta la inconmensurable fe de Ricardo para ofrecer la más certera ofrenda de amor: su propio sacrificio, ése que salvaría a todos.
Es mágico y esperanzador lo que escribís. Gracias por demostrarnos que no todo está perdido para nosotros, única especie del planeta que se voicotea y autodestruye llegando a niveles inimaginados.
Tenías razón... Encontré un refugio en tu blog.
Hola preciosidad!!!! FELIZ NAVIDAD!!!!!
ResponderEliminarPÁSALA SUPER CHEVERE!!!! Y DESEO QUE TODOS TUS DESEO PARA ESTE 2009 SE CUMPLAN!!!
FELIZ NAVIDAD!!!! FELIZ NVIDAD!!!
-Lisebe. Feliz, grande, genial e increíble año 2009 te deseo.
ResponderEliminar-Arantza. Felices fiestas, un poco de miedo puede llegar a ser una sensación placentera.
-Peggy. Y a ti te colme de ilusiones e inspiración.
-Khumeia. Espero que esa magia te acompañe toda tu vida. Feliz Navidad.
-Gittana. Yo también te deseo que la felicidad te persiga hasta en sueños.