El último templario
A veces riego las macetas del patio sólo por el placer de disfrutar del olor a tierra mojada —No sé por qué la palabra “sólo” se ha colocado en el centro de la frase prácticamente sola, como implicando cierto grado de frivolidad, desidia, o lujuria—. Es una sensación breve, como la tierra y el agua que mezclo, pero lo suficientemente intensa para elevarme sobre el ruido y el olor de los coches, y adentrarme por un instante en una modesta selva que poseo a las afueras de la humanidad, en otra dimensión, en un refugio anti-personas. Es el único trozo de planeta que sobrevive virgen al hombre. Así que no lo piso. Lo rodeo, lo vigilo, lo sobrevuelo con el celo de una mamá águila. Soy como un Dios protector, el último templario en el reducto final del postrero planeta que habitaremos. Un trance en el que permanezco justo lo que tarda en invadirme el próximo ruido estridente procedente de la calle. Esta vez ha sido un camión frigorífico, que ha aparcado en mi puerta para descargar hielo y bebidas en el mesón. De nuevo los trinos son silenciados por motores transitando sobre el motor aparcado. El olor a hierba es desplazado por el de gasolina quemada. Como plañidera llorando regreso a este velatorio de sentidos. Llaman a la puerta. Eres tú, oportuno salvavidas.
jajaja ¡Precioso! y ese final es un encanto.
ResponderEliminarLinda lectura para comenzar los ruidos de la semana.
Un abrazo
Gizz
"Modesta selva que poseo a las afueras de la humanidad"
ResponderEliminar¡Qué pasada! me ha encantado, gracias.
Cariñitos.
Pues, Antonio, no te diluyas ni te desplaces porque queremos que nos sigas contando historias.
ResponderEliminarmuy bonito y acertado sobre todo ese comeinzo en que no sabes porque has puesto la palabra solo en el centro de la frase, pero como dice froilan, no te diluyas escuchando el sonido del agua o oliendo el olor de la tierra mojada...
ResponderEliminarLo digo por que si te diluyes o te volatizas a alguna cosa rara sí por el estilo, nos perderemos tu blog.
Un saludo
El olor a tierra húmeda es uno de mis olores favoritos, entiendo perfectamente lo que tan bien escribes y describes...
ResponderEliminarEs un olor que transporta, que relaja...
Muy bonito post y sentido...
Saludos
Los últimos -ya sean templarios o mohicanos- guardan siempre la última nostalgia del recuerdo a punto de perderse.
ResponderEliminarY hay que refugiarse en zonas íntimas de tierra mojada, selvas vírgenes o tribus en extinción.
Luego vendrá el ruido de lo habitual, de lo que siempre sobrevive.
Menos mal que a veces el cariño llama a nuestra puesta.
Espléndida entrada, amigo. Enhorabuena.
Un abrazo.
Que hermoso el olor a naturaleza , siempre hay que guardar un trozo para regosijo del alma ...Un beso !
ResponderEliminarTú disfrutarías en mi huerto ... allí no se escuhan más que los sonidos del campo ...
ResponderEliminarBESOSSS
Muy vívido.
ResponderEliminarMuy atracivo, tu blog. A ver si saco tiempo para leer esa novela tuya por entregas.
ResponderEliminarUn saludo.
Precioso, con ese poso de esperanza al final. Que sigan quedando "templarios" en estos malos tiempos y que todavía existamos algunos que disfrutamos con ese olor a tierra mojada y con esa llamada de la persona que nos "salva" de alguna manera de la desesperanza.
ResponderEliminarQue nunca nos falte un salva-vidas,en el asfalto,en la tierra o en una flor.Saludos
ResponderEliminarAngustiosos los ruidos de la ciudad...
ResponderEliminarSublime el final :D
Esa es una parcelita a la que muchos intentamos acercarnos, pero como en mi caso tan "sólo" doy una cota visita. Feliz feria de abril.
ResponderEliminarUn beso.
Sólo una pregunta... ¿Qué hay que hacer para publicar?... Creo que mi poesía, no se parece a cosas que leo. Quizá no busque elementos que gusten, me gustan a mí...
ResponderEliminar¿Qué has hecho tú?
El final como una lluvia de estrellas ...me ha gustao! da gusto leer ideas y cosas nuevas.
ResponderEliminarGracias por la visita.
Me ha encantado tu relato... eres un gran escritor.
ResponderEliminarSe me hace que percibo el olor a tierra mojada... qué delicia...
¡Hola Antonio! Me ha gustado mucho lo que he leído por aquí, así que vendré a darme mis vueltas. Esta entrada y la de la abeja Maya han sido mis favoritas, de momento; a María tengo que agarrarle el ritmo y con Sevilla, le falta madurez (jeje). Enhorabuena por el libro, y más siendo de poesía, mucha suerte. Un abrazo.
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